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Para el predicador cristiano es un deber interior enfrentar la realidad con plena conciencia: ¿es la resurrección una verdad que resiste a todo aquello?. -Cristo habla en el interior del alma y no solamente en la Biblia: "Yo soy la resurrección y la vida". Con una grandeza divina que excluye toda apariencia, pronuncia el "Yo soy".